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QUE BUSCAMOS CUANDO NO SABEMOS QUE BUSCAR O CÓMO ENCONTRAR LO QUE NO SÉ QUE BUSCO.

Por qué reflexionar es tan importante

 “Si deseamos vivir, no momento a momento, sino siendo conscientes de nuestra existencia, nuestra necesidad más urgente y difícil es la de encontrar un significado a nuestras vidas…El sentido de la vida no se adquiere repentinamente a una edad determinada ni cuando uno ha llegado a la edad cronológica, sino que, por el contrario, obtener una comprensión cierta de lo que es o de lo que deber ser el sentido de la vida, significa haber alcanzado la madurez psicológica. Este logro es el resultado final de un largo desarrollo….”

Bruno Bettelheim

(Psicoanálisis de los cuentos de Hadas)

Una de las constantes que nos rodean es la insatisfacción y la búsqueda desesperada de la solución para salir de ella. Buscamos todo aquello que nos dicen que nos va a resolver el malestar, en una manera desesperada de consumir satisfacción. Consumimos fármacos, fiesta, libros de autoayuda, técnicas que vienen de oriente… todo en un intento de encontrar aquello que no sabemos que necesitamos, con la finalidad de huir del malestar, la insatisfacción, el aburrimiento, la desidia, y, sobre todo, del vacío. Al no encontrarlo, nos sumimos en una frustración cada vez mayor que nos lleva a buscar más desesperadamente “la solución”.

Entramos en una rueda sin fin de insatisfacción, búsqueda desesperada, frustración y vuelta a la insatisfacción.

¿Qué hacer? ¿Qué buscar cuando no sabemos que buscar? Lo primero es  pararse y reflexionar, es decir, pensar.  A pesar de lo obvio, es difícil hacerlo. Como ya hemos comentado en otros artículos y en la base teórica de la web de Pensart, reflexionar es fundamental para saber qué pasa, qué necesito y cómo tengo que conseguirlo.

Tenemos que saber que buscar para no entrar en esa carrera frenética de búsqueda desesperada. Bettelheim ya nos dio algunas de las claves. Buscamos vivir, y vivir satisfechos, y sólo lo podremos conseguir sabiendo quienes somos, que queremos y hacia dónde vamos, es decir, siendo conscientes de nuestra existencia y del  sentido de nuestra vida.

Sola en la edad adulta podemos obtener una comprensión inteligente del sentido de la propia existencia en este mundo, ya que es  a partir de nuestra experiencia en él cuando podemos alcanzarlo. Se necesitan numerosas experiencias durante el crecimiento para alcanzar este sentido. Hay que aprender paso a paso a comprenderse mejor, a comprender a los otros y a relacionarnos con ellos y con la vida de un modo más lleno de significado, y, por tanto más satisfactorio.

 Es necesario estar relativamente satisfecho con uno mismo y poder desarrollar los recursos internos que todos tenemos para que las emociones y la inteligencia y la creatividad y esperanza se apoyen unos en otros para enriquecerse mutuamente. Nuestros sentimientos  nos dan mensajes para saber qué nos pasa, y también la  fuerza que nos  ayuda a la instrumentalización de nuestras capacidades cognitivas, y la esperanza  y la creatividad son  las que nos ayudan a sostenernos en las situaciones difíciles que la vida nos trae y encontrar alternativas de solución.

El sentido de nuestra vida no nos viene de fuera. Es un proceso de búsqueda personal. Por ello no nos vale cualquier cosa, sólo aquello que nos ayude a saber quiénes somos, y por lo tanto que queremos y las dificultades y limitaciones que tenemos, así como las capacidades y potencialidades que llevamos dentro.

Es en este proceso en dónde podemos saber que buscar, y es en este proceso de búsqueda en dónde vamos a ir encontrándonos con el sentido de nuestra vida, y por lo tanto con un estado de satisfacción suficiente que nos ayuda a enfrentarnos al vacío que a veces nos atenaza, en esta búsqueda del sentido del sinsentido que a veces nos inunda.

Es un camino a veces duro y complicado. Enfrentarnos a nosotros mismos puede ser doloroso a veces pero siempre enriquecedor y apasionante y, por supuesto necesario para nuestro desarrollo y crecimiento personal. Necesitamos encontrarnos con nosotros mismos para acompañarnos  y decirnos que necesitamos realmente.

 En este camino que debemos recorrer no sólo nos vamos a encontrar con lo que queremos, también con las dificultades para hacerlo. Muchas veces estamos decididos y dispuestos pero nos encontramos con qué no sabemos cómo seguir, no podemos identificar las dificultades y las trabas que nos paralizan. Son los momentos de oscuridad en dónde no podemos ver, necesitamos luz para ver y que nos alumbre el camino, y es aquí en dónde necesitamos nuestro Pensart(E). La reflexión como instrumento para dar luz al camino es lo que nos va a permitir saber y entender y, por lo tanto, buscar en el camino adecuado.

En siguientes artículos vamos a seguir reflexionando sobre las dificultades que nos podemos encontrar en este camino apasionante de búsqueda del sentido de nuestra vida.

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