Septiembre. Me encanta este mes. Forrar los libros. Cuadernos nuevos. Rotuladores, lapiceros, escuadra, cartabón, amigos, madrugar, el Cola-Cao, maestros…
La vuelta al cole siempre era un momento emocionante.
Mi padre forraba los libros como un encuadernador. Yo miraba impaciente deseando darle el siguiente. Se tomaba su tiempo, tiempo que se me antojaba eterno y que ahora me parece que era uno de los mayores placeres de mi vida sin saberlo.
No podía quitar los ojos de sus manos, de su cara, de su infinita paciencia, de ese largo rato que me dedicaba.
¡Qué fascinación, admiración y devoción verle con mis nuevos libros de texto!
Después, llevarme la pila de libros forrados. Ese olor a plástico. Colocarlos amorosamente.
Tacto, olfato, vista… Algunos de mis sentidos se revolvían ante tanto estímulo. Siempre andaban en la zona roja.
¡Qué nervios, qué alegría, qué ganas de pasear todo ese material!
Vaya con septiembre, siempre me pone delante de la calma, pero especialmente de las ganas, de la ilusión, la motivación y de la disciplina.
Me transformo, me escucho, me miro con y sin saudades.
Escribo este post escuchando a Ludovico Einaudi, sin prisa, presente, viendo como crece.
A veces sigo con cursos, másteres del universo o con esa pseudo nostalgia de años pasados. Empiezan los nuevos propósitos, más fuertes que en enero.
¿Más actividad física ¿Más lectura? ¿Menos redes sociales? ¿Menos comida ultra procesada? ¿Más tiempo para ti?
¿Tienes nuevos objetivos?
PensarT se ha tomado unos días de descanso. Después de un año o dos para alguno de nosotros, sin vacaciones, parar ha sido un regalo, una delicia, una gozada.
No han sido muchos días, pero sí suficientes para recargarme, pero sobre todo para desconectar de mí y volver a conectar conmigo.
Ya, lo sé, escribo raruno. Desconectar para conectar. Imprescindible para mí, ¿y para ti? ¿Te hartas de ti? Yo, sabes que sí.
Los espacios abiertos, el azul, el silencio interior, por fin callado de tantos “tengo que” que se han transformado en “voy a”.
Hasta la visita de mis fantasmas está colocada. Mira que sé que aparecen cuando quieren, pero debajo del agua, no me los esperaba.
Adoro donde me lleva y me dejo llevar cuando empieza septiembre.
Aquí, en la tripa, es donde siento las ganas, la motivación, el deseo y la necesidad y sabes qué, me encanta esta sensación.
Coloco los hombros hacia atrás. Abro pecho. Posición correcta. Voy a por ello. Los “tengo que” desaparecen, se diluyen con la alegría de crear nuevos hábitos.
Donde los proyectos que no han salido todavía saldrán.
En ese lugar en el que hay calma, luz y revolución.
El magma del volcán que hace blublu.
Ese regresar a casa porque para mí, la vuelta al cole es casa.
Te he echado de menos.
¿Comenzamos el nuevo curso?
Hola Yolanda, buenas tardes. Bonita reflexión haces del mes de septiembre, es como un comienzo de año, de propósitos, material nuevo, nuevos compañeros. En mi caso desde los 4 años a los 62. Toda una rica y enriquecedora vida.
Este final de agosto y septiembre me resultan raros debido a las «prolongadas» vacaciones que disfruto desde enero. Pero voy a hacer dos escapadas a la montaña en octubre y esta semana por Zamora, y ya voy retomando actividades a realizar.
Sabes que en el colegio me hicieron un homenaje sorpresa precioso por el día del libro, por eso nadie me llamó cuando me jubilé. Entregué los primeros premios de poesía del cole que llevaban mi nombre. Eso me llenó de paz.
No leo mucho el Facebook por la vista, pero si hacéis algo contad conmigo.
Gracias por ayudarme cuando lo necesité.
Carmen
Querida Carmen: Cuanto me alegro de ese merecido homenaje, de esos premios de poesía y de esa reconciliación con tu colegio. Poco a poco todo se ha ido colocando. Gracias a ti siempre. Un abrazo enorme.