Reflexionando sobre la construcción de los monstruos internos usando como metáfora el libro “UN MONSTRUO VIENE A VERME” de Patrick Ness sobre una idea de Siobhan Dowd.
“El monstruo apareció justo después de la medianoche. Pero no era el que Conor había estado esperando, el de la pesadilla que ha estado soñando todas las noches desde que su madre comenzó con el tratamiento. El de la oscuridad y el viento y el grito… Ese monstruo del jardín es diferente. Antiguo, salvaje. Y quiere de Conor algo terrible y peligroso. Quiere la verdad”
UN MONSTRUO VIENE A VERME
En el artículo “UN MONSTRUO HA VENIDO A VERNOS. ¿Los monstruos existen o se construyen?” publicado en el blog de Pensart ya hablamos de la construcción de un monstruo social y psíquicamente.
Hoy me gustaría reflexionar sobre este tema desde otro punto de vista. El Covid nos coloca psíquicamente en un lugar de miedo, de inseguridad y convoca muchos de nuestros fantasmas y monstruos. ¿Qué monstruo interno nos ayuda a construir el Covid a cada uno? Y, ¿Qué hago con ese monstruo?
Para llevar a cabo la tarea que me acompaña hoy, voy a ayudarme de una metáfora, metáfora que nos plantea el libro “Un monstruo viene a verme”
Conor, un niño de 13 años, vive con su madre enferma de cáncer. Una noche oye ruidos a las 12,05. Es un monstruo primitivo y salvaje que le viene a visitar, formado por ramas y hojas, pero con forma humana. A pesar de que el monstruo le dice que viene a por él, a Conor no le asusta. Él esperaba al otro monstruo formado por oscuridad, viento y grito que le aterroriza todas las noches en sus pesadillas. La pesadilla en la que unas manos se escapaban de las suyas por muy fuerte que las sujetara.
Conor, en su día a día tiene problemas en el colegio, está aislado, se aleja de sus amigos y no se lleva bien con su abuela materna, que ha venido a cuidarle a él y a su madre.
El monstruo promete contarle 3 cuentos durante tres noches seguidas a cambio de que él le cuente su historia después.
Conor le pide al monstruo que salve a su madre, pero éste le contesta que viene a salvarle a él.
El 4 días, Conor tiene que contarle su historia. Se derrumba y el monstruo le insta a que diga la verdad. La verdad que no puede tolerar y que rechaza llenándose de culpa y que “sabe sin saber”.
Cuándo le pregunta al monstruo que qué puede hacer, éste le dice que contar la verdad, como única forma de no perderse. Una verdad dolorosa, pero no terrible, que puede ver y soportar, permitiéndole continuar con su vida, a pesar del dolor y la tristeza.
En esta historia el monstruo encarna el papel de guía, mostrando al niño el camino para descubrir y encontrar el origen de sus emociones, miedo, rabia…, y, por tanto, descubrir las respuestas que Conor no quiere saber. El monstruo le ayuda a encontrar la raíz de su conflicto, y se la muestra. Ahí empieza su proceso de elaboración y solución afectiva, cuando se enfrenta a su “Saber no sabido”.
Esta metáfora nos sirve para poder entender que nos pasa cuando nos enfrentamos a ese “saber no sabido” de nosotros, que rechazamos y nos aterroriza, convirtiéndose en un monstruo sin forma que nos asusta en nuestras pesadillas. Darle forma, saber que está y permitirle que nos guie para poder contarnos nuestra verdad por muy terrible que sea, nos permite poder continuar adelante con nuestra vida.
El Covid viene a quedarse como monstruo, y al hacerlo personificamos en él nuestro monstruo particular. Se nos presenta como un monstruo sin forma que nos asusta, y, que se puede tornar en siniestro al proyectar en él nuestro “saber no sabido” haciéndole cada vez más peligroso y aterrorizante.
Al igual que en “Un monstruo vino a verme”, tendemos a poner fuera lo que rechazamos y nos angustia, favoreciendo así la construcción de un monstruo interno que nos visita y atenaza hasta que oímos (nos oímos) lo que nos tiene que decir, ese saber del que huimos y no queremos oír. Pero es en ese escucharnos y entendernos dónde podemos asumir nuestras emociones y poder empezar a resolver nuestros conflictos, sintiéndonos libre del peso terrible que nos acompañaba.
Sin negar la importancia que este virus nos ha traído, problemas de índole social, económicos, sanitarios y psicológicos, no podemos, ni debemos dejar de preguntarnos qué nos dice con su presencia. Se ha hablado mucho de los temas que ha sacado a relucir, tanto ambientales, sociales, económicos y sanitarios, pero, ¿y los que tiene que ver con cada uno de nosotros? ¿Qué nos ha traído a la palestra que “sabemos sin saber”, que rechazamos y que necesitamos decirnos para no perdernos en el miedo, el rechazo y la angustia?
Es ese saber, esa verdad que nos decimos lo que va a favorecer el proceso de elaboración y resolución que nos permite el poder continuar con nuestra vida.