¡Ja! Si quieres, puedes. ¡Ja, ja, ja! Venga, otra vez. Si quieres, puedes.
No sé si ha hecho más daño Disney o esta frase. Si quieres, puedes. ¿En serio? Mejor dime: si quieres, vamos a ver qué puedes y qué no puedes.
La mentira siempre campando a sus anchas. Ni la culpa la detiene ni la frustración tampoco. Y encima, si no lo haces, vago, vaga o te dices “qué crack, que pudiendo ser cum laude no has querido aprobar”. Ya, me hago una idea.
Mira que me gusta a mí esto de ser cantante pero que nada, que ni de lejos ni de cerca ni en las fiestas familiares. Ahora que Internet ayuda a tantas cosas, también obstaculiza otras, lo sé pero me da la posibilidad de grabarme, subir a un blog, a una web, a Tik Tok, mis chachi canciones y deleitarme con ellas pero me tenían que haber dicho que querer no es igual a poder, no, ni de lejos.
También quería ser atleta olímpica pero olímpica de la muerte mortal. Madremíadelamorhermoso. Atleta olímpica. Ni a Zeus se le llenaría tanto la boca como a mí de pensar en los aros olímpicos, el deporte, el Citius, Altius, Fortius. Ah, que no se me da bien ningún deporte y no he practicado desde que comencé a andar 24/7 como dicen mis queridos jóvenes.
¿Cuándo me ibas a decir qué tampoco puedo ser una atleta olímpica y qué hace falta para llegar a ser deportista de élite?
Ya sé, escritora. Si quieres, puedes. Vale. Estoy escribiendo una historia sobre un anillo que cuando te lo pones, anda, desapareces. Uy no, que esta me suena, a ver, a ver.
Otra, otra. Todos quieren el trono y todos mueren. Una mujer que sale de las llamas con tres huevos de dragón. Ya sé, madre de dragones. Anda, si esto también me da que tiene hasta serie con unas cuantas temporadas.
Igual no puedes ser escritora pero sí escribir, prueba. Pero por favor no me digas que si quiero, puedo ganar el Nobel, que el Planeta, aunque bien pagado, se queda cortito para tu talentazo.
¿Y si empiezas por escribir bien la redacción y el comentario de texto qué te piden en clase?
No, si quieres, puedes, no olvidar. Lo anoto y lo pongo con un imán de la Boca de la Verdad de Roma, recuerdo que todos tenemos y si no lo tenemos, alguien nos lo ha traído.
Si quieres, puedes. Hasta en campañas políticas, publicitarias, lo escucho. Pues no, lo siento, si quieres, no siempre puedes, cuanto antes lo sepas, mucho mejor.
Tanto rollo vomitivo y positivo me empana. A veces quiero y no puedo. Lo único que puedo cambiar es mi actitud, la interpretación que hago de las cosas, el darme permiso para caerme y levantarme las veces que hagan falta.
Y este entrenamiento, es para siempre. Otra granada que explota en la cara. Otra arteria que me estalla. La diferencia es que cuando creas el hábito de hacer lo mejor que puedas con la información que tienes en cada momento, la carga del si quieres, puedes, se aligera.
Porque me gustaría estar contenta pero me han despedido.
Me gustaría no llorar pero acaban de fallecer mis padres.
Quisiera no gritar pero me acaban de robar a punta de pistola.
Si quiero, puedo. Ni de coña. Necesito llorar, gritar, dolerme de lo que me pase y luego ver qué puedo hacer para sentirme mejor.
Por esto me gusta tanto el Mindfulness porque me hace relacionarme con la vida de una forma imparcial. Aunque no me guste, aunque sea demoledora.
Son unos cachondos los que han inventado esto del si quieres, puedes.
Toda la vida estudiando inglés y no paso del B2. A lo mejor no soy yo y es el método Vaughan. Igual es que he llegado a mi tope y debería cambiar de idioma.
Hay que buscar alternativas, posibles soluciones, reflexionar qué está pasando cada vez que me digo la frasecita y no consigo resultados.
Dime que la vida tiene sus obstáculos y dificultades. Cuéntame qué puedo hacer cuando no entienda cómo resolver una derivada.
Dime cómo cierro mi corazón cuando la persona que amo no me corresponde. Hazme partícipe de que a pesar del esfuerzo y la dedicación, puedo fracasar.
No me digas siempre que pierdo que lo importante es participar. Dime que entiendes que me sienta mal porque he encajado siete goles y soy la portera. Si hasta en el Pictionary me dan paliza…
Anímame a levantarme cada vez que me salga mal el examen. Dime que vaya al gimnasio aunque tenga agujetas.
No me dejes para luego que ya lo hará la vida por mí.
En consulta, cuando escucho a un paciente que sus padres le decían que si quería, podría hacer lo que quisiera en la vida…
Vamos a ver qué puedes y qué no puedes. Si no puedes hacer ejercicio una hora al día, ¿qué tal cinco minutos?
No me hagas sentir lo peor si no dejo de fumar ahora, si no adelgazo, si no apruebo, si no consigo el trabajo, si…
Ayúdame a ver qué puedo hacer contando con mis limitaciones que las tengo y dime cómo salir de la zona de confort de las narices sin que me dé un parrús de miedo.
Y con el momento coronavirus, pandemia y resto de nubes negras que tenemos encima no me digas más que sea positiva que me revienta la otra arteria.
Los peques ya tienen suficiente pensamiento mágico, deja de decirles que llegarán a ser lo que quieran porque no es real… Madre mía, si quiero ser pivot y no paso de un metro y medio, ¿qué hago?
Alentar, acompañar, reforzar, contener, orientar, apoyar pero siendo realistas. No todos podemos ser Michael Jordan ni hace falta para tener una vida plena.
Atentxs a lo que decimos y lo que nos decimos, creamos realidades.
Para terminar, como dice Sebastián Yatra, en su canción “Si quieres, puedes”, “Cierra los ojos y despierta; a tus sueños, no le cierres la puerta”.
¿Soñamos?
Entre esto, lo cuentos de hadas y CSI.. nos han hecho la puñeta…
Es cierto que hay gente que le cuesta entender que puede haber más limitaciones además de las puramente físicas y/o «palpables» o «plasmables» en una radiografía… Como siempre, falta educación emocional. Falta mucha educación emocional en nuestra sociedad…
Abrazo!
¡Hola Virginia! Sí, nos han hecho la puñeta porque nos han hecho creer que podemos hacer cualquier cosa cuando no es así lo que nos puede llegar a conectar directamente con la culpa y la culpa… Nos atrapa, nos anuda, nos paraliza y no nos deja avanzar. La educación emocional y el pensamiento crítico deberían ser troncales, obligatorias y necesarias en nuestra sociedad. Muchas gracias por tu comentario Virginia. ¡¡Otro abrazo grande!!
Cierto, no somos superman ni suoerwoman. Cuánto mejor conozcamos nuestros límites más ajustaremos la manera de alcanzar nuestros propósitos y deseos.
Pero no me gustaría alimentar la complacencia, la mediocridad o la supeficialidad…» Porque.. Si es difícil… Para qué?.» Creo que siempre desde el realismo hay que poner un punto más a nuestra meta.
No quiero más sociedad mediocre, sin capacidad de crítica que anula la posibilidad de crecer y mejora r
Completamente de acuerdo Eva con tu reflexión. Yo también quiero una sociedad que me ayude a crecer y mejorar pero que no me «mienta». Este mensaje edulcorado lleno de positivismo donde dicen que el destino está en tus manos, que si te lo propones, puedes conseguirlo, no es real. Enséñame a superarme, a reflexionar, a regularme emocionalmente, a seguir pero no me digas que sea positiva porque así atraes lo positivo y todo este tipo de mensajes que bajo mi punto de vista, son muy nocivos. Me parece más honesto y equilibrado que no me digas que soy la reina de los mares pero tampoco una ameba. Explorar nuestros talentos, retar nuestros límites sí pero siempre desde la realidad y no desde el peso del «si quieres, puedes». PensarT nace precisamente para desarrollar el espíritu crítico que se está perdiendo a pasos agigantados. Muchas gracias por tu comentario Eva. Me nutre, nos nutre y te animo a que sigas haciéndolo.