El añorar al amado ausente debe diferenciarse de añorar a un estado que una vez ha existido y no existe más. El deseo de unirse, de ser uno con el amado puede ser comprendido como el extrañar una tempranísima etapa simbiótica del desarrollo, aunque esa etapa fuera tan remota que no haya dejado recuerdos claramente definidos. Esa es una añoranza que nunca puede ser completamente satisfecha en el estado amoroso.
The Anatomy of Loving
Martin Bergmann 1987
El tema de las relaciones amorosas y/o pasionales es de gran interés. Pero no todas las relaciones de amor apasionadas recorren el mismo camino. Algunas se transforman en amistades que duran toda la vida o se convierten en buenas relaciones de pareja. Otras, sin embargo, aunque son controlables al principio, acaban llevando a la persona a un estado de sufrimiento que no produce ni crecimiento ni placer. En estos casos, la separación emocional se vuelve conflictiva y difícil de llevar a cabo. El principio, excitante, maravilloso, se torna con el transcurrir del tiempo en traumático y doloroso. Pese a lo cual resulta imposible la separación.
Es difícil explicar la dificultad para poder dar fin a una relación que ha conducido generalmente al amante a una profunda pérdida de autoestima y en muchos casos a una paralización en su vida. Esta dificultad tiene que ver con un deseo profundo de recuperar aquel placer ideal que se sintió y, por tanto, con el temor de sufrir la desolación causada por su pérdida
Este deseo profundo que se quiere recuperar no es siempre el mismo. Para algunos, la experiencia fue el sentir amor incondicional, para otros, el sentimiento de ser afirmado y admirado infinitamente, para otros el haber vivido una sorprendente libertad sexual, o bien haber sentido una complicidad emocional e intelectual…
Uno de los aspectos más adictivos de una nueva relación apasionada es la sensación de vitalización y completud que uno tiene de sí mismo y de la vida en general. En el abrazo amoroso se producen estados de ánimo cercanos a la plena satisfacción del yo, cercano a lo sublime. Y es eso precisamente por lo que resulta difícil separarse de la persona que activa este intenso sentimiento, no se puede renunciar a eso representado.
Por otro lado, no es extraño ver como muchas de esas relaciones amorosas apasionadas se transforman en relaciones nocivas que no pueden evolucionar, ni finalizar, ni ser olvidadas.
El momento del encuentro no es casual. El momento en el que esta pasión aparece coincide con la necesidad de llevar a cabo una tarea emocional nueva y necesaria. Ésta podría tratarse de la necesidad de lograr mayor autonomía; realizar el duelo de una pérdida importante o enfrentar aspectos de la personalidad que nos limitan y/o rechazamos.
Se suelen describir el inicio de estas relaciones apasionadas como algo que nada lo puede detener, que arrolla desde el interior para acabar viviéndose no como algo sublime, sino como algo que hace sentirse atrapado. A pesar de las desilusiones, y de la decisión racional de terminar la relación, los intentos de separación suelen fracasar sobre todo por el temor a no poder sobrevivir sin su presencia.
Los determinantes de una relación amorosa esclavizante son multifacéticos, pero tienen en común el ofrecimiento a los los amantes de algo intensamente deseado, en un momento de crisis y necesidad. Muchas veces coincide con un momento en el que es difícil mantener un estado de satisfacción interna, con dificultades en la imagen de si mismos y con estados de vacío. El amor se torna así en una búsqueda de cura y solución. Transiciones difíciles de la vida adulta pueden provocar una inestabilidad llevando al individuo a intentar restablecer un sentido de seguridad que le permita seguir desarrollándose. Se busca una experiencia de consolidación a través de relaciones amorosas
Pero en el sujeto elegido deben de darse ciertas condiciones. Debe de producir la sensación de ser profundamente conocido, de sentir un lazo especial e intenso que los une íntimamente. A diferencia del amor, en estas situaciones el amado se torna en el único capaz de producir felicidad, y el único de calmar la angustia intensa que se produce ante su ausencia. Se convierte asi en un amo, un dueño, al depositar en él todo el poder para decidir nuestra vida
A pesar de las diferencias las relaciones pasionales presentan algunos elementos comunes. Se busca en el amor la cura a un estado de malestar interno, a una situación insatisfactoria y se coloca al amado en el lugar del todopoderoso sin el cual no podemos vivir. Situación esta atrapante de la que solo podemos salir cuando miramos en la dirección adecuada, no buscando la solución en el afuera, sino dentro de nosotros mismos, recuperando el valor que depositamos en el otro, y resolviendo aquello que nos hizo quedar atrapados en el brillo del amado.
El mito de la completud y satisfacción plena que circula en torno a las relaciones pasionales, a la Pasión, colocándolas en un estado de idealización y valoración que hace que queramos tenerlas,(ya hablaremos en otro momento de la diferencia entre tenerla y vivirla), debe ser cuestionado y revisado para poder desmontar y sustituir por una relación de amor, sana, enriquecedora y satisfactoria.
Muchas gracias Letizia