¿Existe relación entre razón y afectos? La respuesta a esta pregunta se plantea como una encrucijada, en donde se conflictúan los límites entre el saber y los afectos, sus interrelaciones y sus divergencias.
Se abren nuevos interrogantes ¿cuáles son las características de esa relación?, ¿quién “ordena” a quién?, ¿existe sólo un “saber” de la razón? o, por el contrario, ¿existe también un “saber” de los afectos?, y, si es así ¿cuál es este saber?
El desarrollo de la ciencia y la filosofía moderna, plantea la necesidad de un saber claro y riguroso. El racionalismo relegó los afectos y sentimientos al lado oscuro de la vida humana. Los afectos son interpretados como “perturbaciones del ánimo” y convertidos en vicios de la naturaleza. Pero el deseo de saber tiene interés en “saber de ellos”, parece que incluso se siente atraído por los mismos, junto con la convicción de que eliminar las pasiones equivaldría a la muerte.
Hay que usar bien los afectos, hay que aprender a utilizarlos, a rescatarlos de su mundo oscuro.
Aunque en un primer momento el mundo de las pasiones aparece como caótico y desorganizado, no forma todavía una constelación, hay que adscribirles un lugar.
El discurso moderno lo primero que se propone es ordenarlos, definirlos bien para que dejen de ser peligrosos y pasen a convertirse en productivos, es decir, bien ordenados se convierten en rentables.
En este contexto, numerosos autores se han planteado el estudio del “aspecto afectivo” del ser humano. Muchos lo negaron, otros trataron las emociones con desdén, como la parte más baja del alma.
Fue en respuesta a esas actitudes y al culto exclusivo a la razón que Hume inició la rebelión que aún motiva gran parte de las controversias actuales: “la razón es, y debe ser, esclava de las pasiones”. Revolución que Freud continuó y llevó a su máxima expresión al afirmar rotundamente que la razón no es el eje central que domina la vida humana.
Pero ¿qué es una emoción?, ¿qué son los afectos?. Pregunta que da lugar a diversas teorias y enfrentamientos, y que abordamos en otro articulo.
Muchas gracias Samanta,