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¡QUÉ OREJAS MÁS GRANDES TIENES!

SON PARA ESCUCHARTE MEJOR

¿Recuerdas esta parte del cuento de Caperucita Roja? Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!

Son para escucharte mejor.

Mucho se habla de comunicación, del lenguaje, del mensaje, del contenido, de la forma de contar, pero poco se habla de escuchar.

Estoy sesgada dirás, seguramente, en mi profesión escucho, con las dos orejas y con el resto de los sentidos, porque no tengo más que si no…, los pongo a trabajar de inmediato.

Pero sí creo que se trata de escuchar mejor y no sólo de hablar mejor. ¿Para qué? Para contar mejor, para interpretar mejor, para hacer mejores devoluciones, para conectar mejor, para entender mejor.

¿Te acuerdas del juego del teléfono escacharrado? Muchas risas, pero escuchar, lo que se dice escuchar, poco, ¿verdad?

Ahora la forma de comunicarnos ha cambiado. Es del siglo pasado, nada menos para los que venimos de allí, que un emisor emita un mensaje y que el receptor de forma pasiva, lo reciba.

Se acabó aquello de alguien habla y habla o presenta y el resto, escucha sin importar si lo que cuenta es interesante o no.

En la actualidad tan importante es lo que escucha e interpreta el receptor, la imagen que se hace en esta mente tan inquieta y ruidosa, como lo que cuenta el emisor.

Escucharte y escuchar mejor. Supongo que ese lobo no era muy consciente en su respuesta engañosa que sus grandes orejas eran para escucharte mejor y no sólo para comerte.

¿Te has dado cuenta lo qué interrumpimos en una conversación? ¿Andas anticipando la respuesta en vez de escuchar? ¿Te tomas tu tiempo antes de responder?

¿Tu atención es periférica? ¿Atiendes a las señales corporales como los gestos? Nos perdemos tanto del lenguaje corporal y es tan importante…

Si te gustan los datos, la comunicación es un 93% no verbal.

Albert Mehrabian le da un 55% a la comunicación no verbal, un 38% a la paraverbal (todo lo que hacemos con la voz) y un 7% a la palabra. (Si quieres seguir investigando busca la Regla 7-38-55).

Más allá de las cifras específicas que presentó Mehrabian y su validez, todas las investigaciones avalan que el lenguaje corporal y la voz son más importantes en la comunicación que el contenido, que la palabra.

Para mí, uno de los mejores exponentes que recuerdo ahora mismo es Obama. Sus gestos, su voz, el reparto de la mirada, me convence, moviliza, emociona, gusta…

¿Interminables reuniones en las qué sientes que no te escuchan? ¿Te has parado a pensar cómo es tu comportamiento no verbal y cómo es el de los demás?

Hoy quiero invitarte y recomendarte que pares, observes y escuches.

Puedes empezar por la parte cognitiva, los pensamientos.

Luego puedes seguir escuchando a tu cuerpo. Observa si hay tensión, ruido digestivo, sensaciones como hormigueo. Termina escuchando tu corazón no para contar el número de latidos sino para identificar qué emoción o emociones tienes en este momento.

Escucharte mejor te ayudará a conocerte más y saber cómo estás.

Escuchar mejor a los demás te dará mucha información sobre la posible incoherencia entre lo que decimos y los gestos, señales que acompañan al mensaje.

Te invito a hacer otra cosa. Piensa en qué persona o personas te resultan soporíferas por el modo de contar lo qué les pasa, con quién les pasa, cómo les ocurre y piensa porqué.

En vez de colocarte en ese lugar de “ay madre el rollo que me va a meter”, intenta ponerte “voy a intentar averiguar qué me aburre tanto de su relato”.

Relatos para escucharte mejor, para conocerte mejor, para desarrollarte mejor, para crear relaciones más simétricas con los otros.

Caperucita no es de mis cuentos favoritos ni preferidos. Estaba del lobo hasta el infinito y más allá pero sí recuerdo a Caperucita como una muchachita decidida paseando por ese bosque. Hoy no va de estereotipos de género, va de escuchar.

Recuerda cuáles eran tus historias favoritas, tus relatos y cuéntatelos de nuevo. Visualiza cada detalle, dedica tiempo a escuchar tu narrativa y mira si en algún momento, conectas con alguna emoción.

Mi hija creció pensando que Blancanieves era una okupa. La lectura que yo hacía para ella de la historia era más importante que la historia en sí porque mis gestos, mi tono, mi postura la llevaban a cuestionarse, entre otras cosas, si realmente lo era o no.

Observa también qué te cuentas de ti, cómo te lo cuentas y para qué te lo cuentas. Si yo me cuento la historia de que este artículo no sirve para nada, no lo subiré. Pero si me narro que es importante escuchar y escucharte mejor, estoy tardando en publicarlo.

Para terminar, no sé si sabes la diferencia entre escuchar y oír.

Escuchar implica una acción, una intención, una ACTITUD.

Oír no supone ninguna intencionalidad por parte de nosotros.

Recuerda:

  • Escucha mejor, no te limites a oír.
  • Pon atención al lenguaje no verbal. Es más de un 90% de lo que transmitimos y no le hacemos caso. Señales, gestos, posturas, movimientos, indicios, mirada en el rostro. ¡¡Observa!!
  • Atentx a la energía que hay en el contexto en el que te encuentres. Da igual si es un escenario, salón, despacho, auditorio, consulta, transporte.

Conocerte mejor pasa por comunicar lo mejor de ti y leer lo que los demás te transmiten. Una base sólida para que ni las mascarillas ni las pantallas, sean un obstáculo para escucharte y escuchar mejor.

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