DEJARSE ACARICIAR POR LOS SENTIDOS
Estando de vacaciones, oyendo música, sonaba la canción “Gracias a la vida” y me quedé escuchando la letra. Era un día precioso, estaba sentada en el porche de mi cabaña en Cantabria, rodeada de color, con una suave brisa que me acariciaba la piel y acompañada de una taza de café con ese olor que resulta tan agradable por la mañana.
Quizás todos estos factores fueron los que me llevaron a pensar en ello.
“Gracias a la vida que me ha dado tanto,
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco….”
Este estribillo empezó a resonar en mí y me llevo a ser consciente de lo que sentía y cómo me sentía. Fui consciente de la suerte que tenía al poder dejarme acariciar el alma por todos los sentidos.
La canción me llevó de la mano al camino de la reflexión, y envuelta en sensaciones se me forjó la imagen de una paleta de color. Me surgió la imagen de un lienzo en blanco como metáfora de la vida. Lienzo en blanco, sin tratar, con todas sus rugosidades y tramas, y los sentidos como la paleta de colores con la que vamos a pintar ese lienzo, y las sensaciones y emociones los colores que llenarían esa paleta. Con qué colores nos quedamos para nuestra paleta es lo que va a marcar la diferencia de lo que pintemos en nuestro lienzo de vida. Podemos destacar los negros y grises, los vibrantes o los pasteles. De nosotros depende la riqueza y variedad que destaquemos.
A través de los sentidos llenamos de sensaciones nuestra vida. La vista nos trae el color y la posibilidad de descubrir la belleza que la naturaleza nos brinda, con el oído los sonidos nos pueden llevar por toda la gama de emociones, desde la alegría hasta la nostalgia pasando por la ternura. El tacto nos hace sentir acariciados y nos lleva a descubrir la riqueza de texturas que nos rodean y del gusto no hablemos, ya se ha hablado ampliamente de todo lo que podemos sentir con él. El olfato no se queda atrás, los olores nos evocan todo tipo de sensaciones que nos transportan a donde queramos.
Es cierto que las sensaciones que nos invaden a través de los sentidos no siempre son agradables pero nos ayudan a sobrellevarlas, las sensaciones que sí lo son. La sensaciones agradables nos llevan a un estado emocional positivo y éste, a su vez, nos lleva a pensamientos positivos que nos sirven para afrontar mejor las situaciones adversas que el transitar de la vida nos trae.
Me gustaría acabar con una pregunta que debemos hacernos conscientemente:
¿Qué paleta de colores quiero tener para pintar mi lienzo de vida?