Muy pero que muy hartita de mí estoy.
Esto del crecimiento y desarrollo personal está muy bien, pero es cansino, muy cansino.
Además, durante el último año, hemos dedicado tanto tiempo a recolocarnos, reajustarnos y reequilibrarnos que, por el camino, me he cansado.
Así es que hartita, muy hartita de mí.
Cada día es una fiesta.
Día internacional de me acuerdo de aquel día en el colegio. Día mundial de me enfado y no sé qué me pasa. Semana de la irritabilidad. Mes de no duermo bien. Jueves de no a todo. Martes de tengo a la pareja en la falta.
Hoy he conectado con este episodio, mañana me cuido, pasado me descuido y así ando, abandonándome, trabajándome y cagándome en todo.
¿Hay alguien ahí?
¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
Silencio, ¿verdad?
¿Cuántas veces te llamas y no te encuentras? Somos maestros ninja a la hora de desaparecer, de negar, de huir, de no abordar lo que nos pasa.
Y es que no siempre puedes, puedo, quieres, quiero, sabes, sé. Con lo fácil que sería tener clases desde peques para cuidar nuestro bienestar emocional.
Cambio clases de reyes godos por aprender mindfulness.
Pongo una clase de nutrición y una menos de “Hogar”. ¿Alguien recuerda estas clases? Completamente absurdas, en dos palabras.
Sacrifico una clase de latín y que sea más etimología y menos declinaciones, por una de oratoria.
Salgo un día una hora más tarde para que me cuenten esto de las emociones, identificarlas, regularme, en fin, algo de psicología para no psicólogos.
Otra de sexualidad por favor. El porno está educando a la mayoría de los púberes. Un disparate porque normalizan que la mujer sea un objeto, una cosa, tema que abordaremos en otro artículo.
Si no lo has hecho ya, es apasionante mirarte dentro y un regalo acompañar a otras personas en ese camino.
Casi siempre descubres cosas que impactan porque la imagen que tienes de ti ni es objetiva ni suele ser real, más bien ideal.
“Yo soy muy empática”. Y resulta que sólo eres simpática.
“No soy machista”. Vaya, pues sí…
“Manejo muy bien la incertidumbre”. Ya pero sólo algún rato y con fármacos.
Conocerte requiere esfuerzo y aceptación porque no pasa nada si te das cuenta de algo que no pensabas que estaba en ti, está.
Ahora ya decides si quieres y puedes mejorarlo o aceptarlo.
Pero no sé tú, a veces, me harto de mí, me dejo a un lado.
Entonces, respiro largo y profundo.
Me tomo una pausa para ver qué me pasa y para qué me pasa.
Mis emociones me chillan.
Si pasan a sentimientos me zarandean y si escucho a mi cuerpo, es una alarma para ponerme en marcha.
Porque el cuerpo sabe antes que yo lo que pasa y no siempre le atendemos ni mucho menos le escuchamos.
He visto un avance hacia el cuidado de la salud mental en los últimos meses.
Estamos lejos de normalizar esto de ir a la “psicóloga” pero a mis jóvenes, por ejemplo, les falta publicarlo en redes sociales.
No sienten esa vergüenza ni se sienten señalados ni estigmatizados por pedir ayuda profesional.
La semana pasada, estando en una sesión online con una paciente muy joven, entró su abuela sin querer en la habitación y dijo: “abuelaaaa, que estoy con la psicóloga”. Y dijo la mujer, “¿con quién?”. Contestó mi paciente, “con Yolanda, que me está ayudando con la depresión”.
La señora se acercó a la pantalla y me dijo: “Gracias hija por ayudar a mi nieta”.
Emocionante, sí, mucho pero más emocionante ver la naturalidad de mi paciente para hablar de su proceso, un proceso muy doloroso para los familiares que no terminan de entender qué es esto de la depresión.
Depresión que tiene buen pronóstico, cura en la mayoría de las veces y que la mayoría se empeña en “tengo que poder solo, sola, con esto”.
En breve publicaremos un artículo sobre la depresión. 😉
Si estás hartita, hartito de ti, para, observa, escúchate, trabaja en aquello que te preocupa.
Y si no paras de postergar eso que te hace tanto ruido, pon atención porque se puede hacer grande, resistente, enquistarse y producir mucho más dolor y angustia cuando decidas afrontarlo.
Vaya, parece que darme espacio para reconocer que me harto, me ha abierto el apetito de seguir explorando por la psique.
Psique que hoy está muy pero que muy tranquila.
Veremos mañana.
¿Y la tuya? ¿Ruido de palomitas en la cabeza?
¿Te cansas de ti? ¿Dificultades para regularte emocionalmente?
Cuéntame, ya sabes que siempre estoy deseando leerte.