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EMPATÍA Y SIMPATÍA SALEN DE CAÑAS

Cuando Empatía y Simpatía salen juntas de cañas, es fácil que se líe parda pero parda, pardísima.

Empatía y Simpatía son del mismo barrio, con intereses parecidos y afinidad política pero no son familia ni actúan de la misma manera.

A Empatía le gusta la cerveza rubia y la oxitocina. A Simpatía le gusta sólo la negra y si es tirada en Dublín, mucho mejor.

Empatía es más prudente y discreta.

Simpatía hace ruido, le encanta conocer gente, relacionarse, ser el alma de las fiestas.

Esto no significa que Simpatía conecte con las personas o que entienda sus emociones.

Empatía es la que tiene esa capacidad. La interacción social ayuda a modular y entrenar, es su gimnasio emocional.

Para Empatía, lo más importante no es sólo ponerse en el lugar del otro procurando sentir y pensar como él o ella haría sino ahorrarse los consejos y los juicios que da Simpatía.

Empatía es puro respeto, no se contagia del estado emocional.  Simpatía, muchas veces, se contamina de lo que siente el otro y no consigue ayudar.

Empatía es muy inquieta y siempre va más allá.

Deduce, observa a los demás, utiliza la memoria, el conocimiento, razona, coge la comprensión y la combina con los sentimientos, emociones y pensamientos para conectar con el sufrimiento del otro.

Simpatía lo intenta pero no suele conseguirlo. Es genial su sentido del humor, frivolizar en muchas situaciones, poner ingenio en situaciones feas pero a veces, sin querer, se queda en la superficie y además, se infesta de su emoción.

Se le olvida que las personas necesitan divertirse pero también compartir, comprender y ser entendidas.

Empatía siente dentro y Simpatía siente con. Muchas veces discuten. No podía ser de otra forma.

A Simpatía le resulta tedioso trabajarse esta conexión.

Para Empatía es fundamental que seamos “empáticos” ya que está convencida de que habría menos violencia.

Ya sabemos que a Simpatía le encanta juzgar, opinar, hacer la gracia.

A Empatía, aunque entiende a Simpatía, nunca le saldría que si alguien está llorando le diga “venga, no te preocupes, ya encontrarás otro trabajo”.  Esto lo hace Simpatía, siempre. Es su forma de expresarse.

Empatía es muy reservada y a esa misma persona le diría: “Entiendo que estés triste, ¿cómo te puedo ayudar?”.

Empatía es paciente, respetuosa, no le importa la condición o ideología de los demás.

Simpatía es inquieta, necesita coincidir y estar con afines, por eso, cuando salen de cañas, Empatía tiene que estar muy descansada. Conoce la impaciencia de Simpatía y sabe que se puede liar.

Se quieren mucho. Se llevan bien. Empatía escucha siempre a Simpatía. Simpatía suelta su ocurrencia y sigue pero le encanta que Empatía la acepte de forma incondicional.

Simpatía actúa, Empatía, observa antes de hacerlo.

Salieron de cañas, iban a una celebración. Empatía en modo espectador. Simpatía con ganas de verbena.

Llegaron juntas a la FIESTA DE LAS EMOCIONES.

Allí estaban las seis básicas según Daniel Goleman Miedo, Ira, Felicidad, Aversión, Tristeza y Sorpresa. Coincide con Paul Ekman en algunas y en número, también son seis: Miedo, Tristeza, Ira, Alegría, Sorpresa y Asco.

Pudieron ver a desprecio, culpa, aburrimiento, ansia, calma, adoración, deseo, disgusto, enfado, envidia, nostalgia, confianza, interés, orgullo, vergüenza, aceptación, amor, afecto, agradecimiento, compasión, compromiso, armonía, euforia, dignidad, esperanza, generosidad, paz, gozo, ilusión

Todas, estaban todas. Empatía y Simpatía no se lo podían creer. Desde que empezó la pandemia, era difícil reunirse. Que si diez emociones, que si sólo las seis básicas, que si ahora las convivientes

Por fin una tregua y la primera fiesta de las emociones.

Tristeza estaba en un rincón. Simpatía y Empatía se acercaron deprisa.

Tristeza les contó que había vuelto a suspender el examen teórico de conducir. Simpatía le dijo: “buah, no te preocupes, te vuelves a examinar y punto”. Se dio media vuelta y se fue a saludar al resto de emociones.

Empatía se quedó sentada a su lado. Le dio un pañuelo. Tristeza no paraba de llorar. Empatía dijo: “entiendo que estés así Tristeza”. Tristeza miró con sus grandes ojos a Empatía. “¿De verdad?”. Contestó Tristeza. “Sí claro. Sé cuánto te has esforzado y lo importante que es para ti aprobar este examen. Si me necesitas para que te ayude en algo, aquí me tienes”.

Tristeza siguió llorando un rato. Empatía permaneció callada a su lado acompañando a Tristeza en el transitar de su pena.

Una de las veces que alzó la vista vio que Simpatía empezaba a liarla con Ira. Miedo fue corriendo a avisar a Empatía y antes de que fuera a más, cogió a Simpatía y se alejaron de la fiesta de las emociones.

En otro artículo os contaré qué pasó y cómo fue el camino de vuelta.

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2 comentarios en «EMPATÍA Y SIMPATÍA SALEN DE CAÑAS»

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