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DERRUMBAMIENTO FÁLICO

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ESTOY DE BAJONA O

ME SIENTO DECAÍDA

No sé cómo te quedas cuando una amiga te dice por teléfono que está en pleno proceso de derrumbamiento fálico.

Te pierdes el lenguaje corporal, lo llevas todo a la voz y tus neuronas se reúnen a toda velocidad para traducir, interpretar y responder algo coherente y válido, ¿no?

Ya, me hago una idea y eso que se supone que juego con ventaja gracias a mi formación.

¡¡Los psicoanalistas que dicen unas cosas…!! Y tú mortal por necesidad que no por ganas, mirando en todo tu currículum como dos palabras te ponen contra las cuerdas.

Ni en las terapias de tercera generación que es lo más reciente que tengo académicamente hablando, hay algo parecido. Falo sí, siempre. Derrumbamiento a menudo pero derrumbamiento fálico así todo juntito, nada de nada.

Coqueteé con el psicoanálisis. Incluso me analicé un ratito y digo un ratito porque sus análisis duran años y años y años y…

Me formé otro tiempo pero ya. No sé qué era peor si Freud o los/las que explican sus teorías.

O mi actitud de:

Madremíadelamorhermosocuantoegohayenestahabitaciónynoeselmío.

¡Hasta otra psicoanálisis! Ya quedamos dentro de unos años. (O no). J

Pero vuelvo a lo atónita que me quedé cuando escuché de mi amiga su réplica.

Cuidadito con preguntar un “¿cómo estás?” que estos psicoanalistas, aunque sean amigos, van y te dicen: “estoy en pleno proceso de derrumbamiento fálico”.

Y se queda tan pichi, tan a gusto, tan ella, tan intensa que entre el proceso pleno, mi estado mindful y no en piloto automático en ese momento, gasté los recursos cognitivos del mes.

Si me hubiera dicho que estaba harta de la nieve, que también, o del coronavirus, por supuesto, pues lo hubiera entendido pero la frasecita, al menos, da para un artículo.

Las palabras crean realidades y cómo muchas veces, sin querer, cuando no entendemos algo, interpretamos una aproximación y se acierta (o se lía parda).

Nos cuesta preguntar. Y nos encanta adivinar, anticipar la respuesta.

Si me hubiese quedado con la frase del derrumbamiento fálico hubiera imaginado por ejemplo un falo enorme tipo obelisco cayendo sobre ella o sobre mí o sobre el mundo pero sin darle opción a ponerle palabras a lo que le sucedía.

Que no era otra cosa que estaba de bajona, decaída, de bajón, apagadilla, apática (momentáneamente of course que no hay nada permanente), sin ganas de casi nada, tristona, choff o ploff…

Y ya. Ahí queda eso. Derrumbamiento fálico. El tito Freud hizo muchas cosas, como colocar al falo poderoso en la simbología psicoanalítica, por varias razones que explicaremos en otra ocasión.

No sé qué hubiera sido de nosotras sin en vez del falo, hubiera escogido el clítoris…

¿Estoy en pleno proceso de qué se me derrumbe el clítoris?

¿Cómo suena?

Creo que esto ya daría para otro debate y otra reflexión, lo dejo aquí.

¿Quizá para Polaris?

Y ahora, dicho esto, el artículo de esta semana es para reflexionar sobre las palabras, la narrativa pero especialmente, una vez que sabemos qué es lo qué te dice tu amiga (porque preguntas, no imaginas y te traduce):

¿QUÉ PUEDES HACER CUANDO TE ENCUENTRAS EN PLENO DERRUMBAMIENTO FÁLICO?

1. Reconocer e identificar dónde (derrumbamiento fálico) y cómo estás (triste).

2. Averiguar cuál o cuáles son los motivos. A veces es muy claro el origen de lo que te sucede, otras no. Si no sabes qué te pasa, no sigas buscando respuestas obsesivamente, ya aparecerán.

3. Autocuidado. En los momentos más feos, tristes y dolorosos de los otros, seguramente les mimas, achuchas, contienes, abrazas (con la palabra o con la mirada)… Haz lo mismo contigo.

4. Escúchate. El cuerpo habla, guarda memoria de todo. Si no sabes qué ocurre, oye a tu cuerpo, se manifiesta siempre. Garganta, cuello, espalda, estómago… Observa desde dónde te habla y qué te dice. No hacemos mucho caso a las señales y siempre están ahí, gritando que aflojes el ritmo, que aceptes aquello que hiciste…

5. Prueba con todo aquello que en otras ocasiones te ha funcionado. Pasea, baila, un té, medita, técnicas de relajación, una película, serie, lee, grita o haz esto si no lo has hecho ya: llama a una amiga para decirle que estás en derrumbamiento fálico, verás las risas.

6. Sentido del humor. Mi amiga no tuvo más remedio que reírse. La cascada que se tuvo que tragar de argumentaciones sobre el falo y su derrumbamiento… Rienda suelta al humor, negro, azul o blanco, dale.

7. Intenta dormir bien, comer saludable y practicar algo de ejercicio. Esto debería ser como un must, una religión, obligación, deber y derecho. Desde aquí, todo lo que sucede a nivel emocional, siempre es más sencillo de trabajar.

8. Si no consigues regularte emocionalmente, plantéate pedir ayuda profesional. Es una opción y una inversión, fuente de crecimiento y desarrollo personal porque exploras sitios en los que o no has estado o has evitado estar de tu psique.

Hablar de ti, escucharte en un espacio terapéutico sabiendo que no es una tontería lo que dices y sientes (porque sí, a veces pensamos que lo que sentimos no tiene importancia), es otro recurso, no lo descartes.

Desde esta conversación, mis momentos más grises o azules, ponle el color que quieras, han sido más divertidos cuando los he etiquetado de derrumbamiento fálico.

Espero que te ayuden estos tips, y si escuchas a una psicoanalista diciendo la frase que me ha traído hoy aquí, puedas sorprenderla con un “espero que no estés en pulsión de muerte”. J

Un abrazo grande para mi amiga, para ti que has llegado hasta aquí y para Freud por hacer que ella diga las cosas que dice.

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2 comentarios en «DERRUMBAMIENTO FÁLICO»

  1. Gracias por estas reflexiones. Derrumbamiento fálico ,este Freud, tan prototipo machista de su época. No me imagino un derrumbamiento de clítoris yo tampoco.
    Es momento de mimarnos, de reconocer las cosas sencillas que nos hacen bien. De conocernos a nosotros mismos ,aceptándonos. El conocimiento de lo que nos entristece también es muy positivo y nos hace ser únicos´.
    Un beso Yolanda

    1. En un momento en los que el pensamiento crítico, el razonamiento y las formas de autocuidado son tan difusas que mimarnos y reconocer todo aquello que nos hace bien es necesario. Dar lugar a la tristeza cuando nos para, cuando nos habla, cuando la reconocemos, validarla y poder trabajarla, nos hacer ser únicos como dices Carmen. Y este Freud, tenía falo pero no tenía clítoris… :)) Un abrazo grande Carmen y mil gracias por tus comentarios.

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