Suertudas las mujeres que tienen en su vida hombres que planchan.
Porque planchar, es cosa de hombres.
¿O no?
¿Tienen género las tareas del hogar?
Como todo en la vida, es 0 y 1, blanco o negro, hombre o mujer. No hay cabida para otros números ni para otros colores ni mucho menos para otro sexo biológico. Y desde luego no caben otras expresiones ni identidades de género.
Venga, dile a tus amigos alfa que tu labor principal en casa es planchar, cocinar, hacer la compra o sacarle brillo a la plata.
Cuando llegas a casa de trabajar, te cambias, te duchas y tú pareja, que ha llegado al mismo tiempo que tú, ya está liada/o con la cena, los baños de los niños, poner la mesa.
Ya, me hago una idea.
A mí se me ponen los pelos como escarpias cuando me dicen la suerte que tengo porque mi “hombre” plancha.
La piloerección permanece cuando además me dicen lo suertuda que soy porque me ayuda. ¿?
Y me termino de descomponer cuando esto, siempre, siempre, siempre, me lo dicen mujeres de mi entorno.
Os repito, planchar es cosa de hombres.
O de mujeres.
Acudiendo al sentido común de todas y todos.
Amm, amm y requeteamm.
Mi santa madre me decía que no dejara planchar a mi hombre. Mi santo padre me decía todo lo contrario que para que planchara yo, que planchara él.
Mi/su conocimiento, nos decía y nos dice que las tareas domésticas, entre otras muchas, no tienen sexo, por favor.
Quererte y querer pasa por entender un principio tan básico. Todos y todas tenemos la habilidad de abordar las tareas domésticas.
Y ya os lo decía al principio, que sepáis, que planchar es cosa de hombres.
Poned la tabla, enchufad el electrodoméstico y a darlo todo bros, sisters and resto de criaturitas del Señor.
¡Felices arrugas y vapores!